jueves, 19 de noviembre de 2020

Tema 1: Aquí y ahora

 

Vivimos en una época de cambios...

Ser profesor o estudiante a día de hoy presenta retos que hubieran sido inimaginables hace unos años. Trabajo en línea, plataformas nuevas, compañeros a quienes no veremos nunca la cara, montones de información, montones de contradicciones y enmiendas, que nos avasallan, que nos llegan de todos lados, que son interminables... es agotador.

Y no es que las leyes estén aquí para ayudarnos a enfrentar el reto precisamente.

Echemos un vistazo a la ley de educación vigente en España ahora mismo, la LOMCE. Se diseñó para enmendar la anterior ley, la LOE, algo que ciertamente necesitaba hacerse, en especial dados los enormes cambios introducidos en la enseñanza por los avances en tecnología. Pero la respuesta de la LOMCE respondía a unos intereses de corte capitalista y empresarial, una visión conservadora de la educación para el trabajo.

Berengueras Mont y Vera Mur (2015) realizaron una lista de los puntos más destacables que introduce la LOMCE, entre los cuales:

  • Formación Profesional (FP) como parte de la educación básica;

  • la posibilidad de estudiar materias de las dos ramas principales del saber, Ciencias y Humanidades, desde antes de acceder al Bachillerato;

  • la posibilidad de estudiar cualquier asignatura en un idioma extranjero

  • y la recomendación de incluir una segunda lengua extranjera como asignatura opcional a partir del Primer Ciclo.

En principio, se aprecia un intento de dignificar la FP como alternativa válida a la educación tradicional, una manera de incluir a los estudiantes que se desenvuelven peor con la teoría y prefieren emplear sus habilidades, tanto intelectuales como físicas, aprendiendo un oficio. Sin embargo, la ley también pretendía elevar la suma total de estudiantes en la educación básica, consiguiendo de esta manera sanear las estadísticas del sistema educativo español, pues según datos de Eurostat (2019), España es el país de la Unión Europea con el índice más elevado de abandono escolar. La ley no añade ninguna otra propuesta para mejorar la calidad de la FP: no incluye una revisión, ni propone más enmiendas que no sean la de incluir la FP en la educación básica.

Esto es lo que dice la ley:

"La educación Primaria, la Educación Secundaria Obligatoria y los ciclos de Formación Básica constituyen la educación básica." (LOMCE, 2013).

En vez de lo estipulado en la LOE:

"La educación primaria y la educación secundaria obligatoria constituyen la educación básica." (LOE, 2006).

La medida también sirve para mejorar la empleabilidad, pues

"los titulados universitarios pasan a ser el sector de población con el índice más elevado de parados" (Colom, 1997, p. 31).

El gobierno que redactó y aprobó la LOMCE, decidió que los estudiantes de FP podrían convertirse en expertos en una materia dada, siendo así más empleables que los universitarios con un gran conocimiento teórico, pero sin experiencia práctica. La que podría haber sido una gran oportunidad para incluir prácticas obligatorias en todas las carreras se quedó en nada.

En lo tocante a la enseñanza de idiomas, la respuesta de la LOMCE también fue tibia. Es cierto que la enseñanza de idiomas en España continúa siendo deficiente y no es que la anterior ley, la LOE, ofreciese un panorama innovador: la metodología ya les es familiar a los profesores, pero nunca, o casi nunca, se implementa. Los exámenes continúan siendo los viejos exámenes gramaticales de siempre; las clases se apoyan en el conocimiento de la gramática; la importancia de la expresión escrita y la precisión gramatical supera con creces la de la expresión oral fluida... Y los profesores poco pueden hacer cuando deben preparar a sus alumnos para aprobar un examen gramatical que es obligatorio e igual para todos.

Esto es lo que propone la LOMCE:

Primero: "La lengua castellana o la lengua cooficial sólo se utilizarán como apoyo en el proceso de aprendizaje de la lengua extranjera." (LOMCE, 2013).

Segundo: "Se priorizarán la comprensión y la expresión oral." (LOMCE, 2013).

y Tercero: "Las administraciones educativas podrán, asimismo, establecer sistemas en los que las asignaturas no lingüísticas se impartan exclusivamente en lengua castellana, en lengua cooficial o en alguna lengua extranjera" (LOMCE, 2013).

Las tres recomendaciones no alcanzan una solución. Se aprecia un intento de alejarse de metodologías tradicionales, como el método gramatical o el método de traducción, para aplicar la metodología comunicativa que pone el acento en la importancia de la comunicación oral. La LOMCE presta atención a las posibilidades que ofrece este método, implantado ya en otros países desde los años 90. En Estados Unidos, los estándares de aprendizaje, conocidos como National Readiness Standards for the Teaching of Languages, propusieron las 5 Cs: Comunicación, Cultura, Comunidad, Comparación y Conexión.

Aunque la LOMCE reconoce la importancia de estos cinco elementos en la enseñanza de lenguas, ignora el principal cambio que se introdujo con ellas: el paso del examen tradicional al examen personalizado: exámenes orales, propuestas de trabajo individual o presentaciones en grupo substituyen el antiguo folio de preguntas con puntuación sobre 10. Sin este cambio, poco importa lo que se recomiende; los profesores no tendrán libertad de implementar el método comunicativo sin una evaluación que se corresponda.

Por último, es importante destacar que la LOMCE elimina una asignatura mucho más relacionada con la enseñanza de lenguas de lo que quién la redactó parece entender: la Educación para la Ciudadanía.

Esta asignatura, que se hizo vigente en 2006, se vio desde el partido conservador como un intento de adoctrinar a la juventud española. En cuanto tuvieron oportunidad, la LOMCE se deshizo de ella.

Así aparece la asignatura en la LOE:

"En uno de los cursos del tercer ciclo de la etapa, a las áreas incluidas en el apartado anterior se añadirá la de educación para la ciudadanía y los derechos humanos, en la que se prestará atención a la igualdad entre hombres y mujeres." (LOE, 2006).

Párrafo que ya no existe en la LOMCE.

Sarramona (1989) escribió:

"La educación del sujeto supone su incorporación a la sociedad: adquiere lenguaje, costumbres, conocimientos y normas morales vigentes en ella" (Sarramona, 1989, p. 31).

La lengua y el civismo son parte de un mismo objetivo: formar a miembros de una sociedad, así como lo es también la formación en cultura, otro aspecto que la LOMCE ignora.

¿Cómo es posible enseñar una lengua sin enseñar cultura? ¿Cómo podemos hacer entender a los estudiantes otra cultura ignorando la nuestra? Este interés desmedido por formar trabajadores, competidores, empresarios responde únicamente a una necesidad, la de las compañías. Esta obsesión por la productividad es un intento a medio camino de imitar el milagro económico de países como Estados Unidos, de donde tomamos la metodología y, al parecer, la aplicamos con calzador.

En mi opinión, no hemos entendido nada. Pensamos que tenemos que ser estadounidenses para triunfar, entiéndase el triunfo por hacerse ricos. Pero no reside ahí la fortaleza de nuestro país, ni falta que hace. Las metodologías de comunicación funcionan al otro lado del charco porque han sido pensadas y adaptadas desde cero, por y para aquella sociedad. Un poquito de espíritu emprendedor aquí sí que no vendría mal para sentarse frente a una hoja en blanco y empezar de cero con lo nuestro.

La LOMCE fue, y sigue siendo, una ley controvertida por muchas razones. En lo que a idiomas se refiere, contextualiza al estudiante en un marco empresarial: ¿cómo puede contribuir la enseñanza de idiomas a nuestras empresas? En cambio, lo que las 5 Cs proponen es todo lo contrario: contribuir, sí, pero como personas, como individuos, cada cual con sus habilidades y su entendimiento del mundo. Por eso allí funciona el plan y aquí no... la LOMCE no hizo nunca un esfuerzo por entenderlo.

Para leer más:

LOE 

LOMCE 

Emagister: argumentos a favor y en contra de la LOMCE

Bibliografía:

Berengueras Mont, M. y Vera Mur, J. M. (2015). «Las leyes de educación en España en los últimos doscientos años». Supervisión21 38

 

Colom, A. J. (1997). Teorías e instituciones contemporáneas de la educación. Barcelona: Ariel

 

Comisión Europea. (2019). Abandono escolar. ec.europa.eu [recuperado: 18/11/20202]

 

Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. (2006). BOE.


Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa. (2013). BOE


Sarramona, J. (1989). Fundamentos de educación. Barcelona: CEAC